Mas que nunca, las personas tienen miedo .
MIedo a perder el trabajo, o miedo a no encontrar trabajo, miedo a la inestabilidad económica, miedo a la soledad, miedo a no saber enfrentarse a las adversidades. O, como María, miedo a volar, o a conducir o, como Esther, a determinados animales, miedo a no ser lo suficientemente buenx, miedo a decir que no, miedo a poner límites, miedo a ser rechazadx, miedo a hablar en público, miedo a …
¿De qué nos hablan las películas que vemos? De amor y de miedo…
El miedo sale siempre en todas las sesiones, de cada día… El miedo hace que nos bloqueemos, que no nos arriesguemos, no experimentemos y no vayamos a por eso que realmente queremos.
Esto tiene una explicación biológica. Cuando sentimos miedo nuestro cuerpo produce adrenalina, noradrenalina y corticoides. Las dos primeras preparan al organismo para la defensa o la huida. Y los corticoides impiden que se produzca la sinapsis, es decir las conexiones neuronales que favorecen la creatividad, pues como herencia primitiva en una situación de peligro el hecho de que se pusiesen a ser creativos y a pensar opciones les podía costar la vida frente a un mamut, así que para sobrevivir primaba la respuesta rápida y automática.Y esa herencia ha llegado hasta nosotros, con lo cual: ninguna persona puede ser creativa y dar el mejor uso posible a sus habilidades en situaciones de miedo continuo porque se paraliza.
Por lo tanto, el miedo es una emoción sana, nos ha permitido sobrevivir y llegar a donde estamos. Primitivamente, nos ayudó a sobrevivir como especie.
El miedo es una emoción que nos permite darnos cuenta de algo que puede producirnos daño y buscar otra alternativa para evitarlo, reconociendo las situaciones que ponen en peligro nuestra integridad. Tener miedo no es sólo algo natural sino sano y deseable, porque nos ayuda a adaptarnos al medio.
¡No permitas que el miedo te detenga!
Si tenemos miedo y lo descargamos nuestro organismo vuelve a su estado de equilibrio y ya no sentimos el miedo, así que el miedo ha cumplido su función. El problema es cuando el miedo es una emoción excesiva, cuando se convierte en un miedo tóxico y nos bloquea, nos impide vivir el presente y hacer uso de nuestras facultades para ser más felices.
El miedo vive en el presente pero se alimenta del pasado y del futuro, tememos que se repita lo que nos pasó alguna vez y en vez de aprender y disfrutar lo que nos va sucediendo dedicamos nuestra energía en evitar situaciones o estímulos que nos recuerden lo que pasó, eso es agotador y… ¡Nos perdemos tantas cosas!
¿Qué puedes hacer con el miedo?
Lo primero es aceptarlo, aceptar que tienes miedo.
Identificar cuál es tu miedo. Para ello es interesante observar qué es lo que te motiva, qué es lo que valoras en tu vida, y sabiendo eso sabrás qué es lo que temes perder.
Comprende tu miedo. Date cuenta de cuándo se originó, en qué situaciones lo sientes. Quizás tu miedo se originó en aquella experiencia de rechazo en la infancia y eso desarrolló en ti un miedo a los demás, una necesidad de ser aceptadx y unos mecanismo de defensa para poder soportar ese dolor lo mejor que podías. En aquel momento fue adaptativo, y fue lo mejor que podías hacer pero… ¿ahora?
Hay que liberar ese miedo, ese bloqueo, aquello que te limita. Esto lo puedes hacer a través de diversas técnicas como por ejemplo la autohipnosis, EMDR o EFT.
Esta técnica pertenece al campo de la Psicología Energética y es muy utilizada en Estados Unidos desde hace 30 años, y como su nombre indica “Emotional Freedom Techniques” es una técnica para liberar emociones negativas, y se hace a través del tapping. Utilizando una analogía, en acupuntura se utilizan agujas en los puntos energéticos de los meridianos, y en EFT se utiliza el tapping (darse unos golpecitos con los dedos) en esos puntos.
Esta técnica puede aprenderla cualquier persona para aplicársela a si mismx y regular sus propias emociones, no solo el miedo sino también las otras emociones que lleva asociadas (frustración, culpa, rabia, ansiedad…). El éxito con la técnica dependerá de cómo se aplica, de cómo se practique y cuánto se practique.
Es cierto que podemos cambiar lo que sentimos si cambiamos nuestros pensamientos. Pero difícilmente se puede cambiar el miedo cambiando nuestros pensamientos porque el miedo se siente no se piensa, como he dicho antes, es una reacción fisiológica, y esta reacción precede a la interpretación de la misma.
Después de que surja el miedo podemos razonar sobre lo que estamos sintiendo pero la reacción corporal es incontrolable. Lo que sí podemos hacer es liberarnos de esa sensación y emociones negativas, y no reprimirlas pues al acumularlas llega un momento en que colapsamos y explotamos por ese exceso de emoción.
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