Todas las personas somos maravillosamente únicos, nuestra personalidad nos diferencia de los demás. Sin embargo, en algunos casos ciertas características de personalidad están asociadas a formas de pensar, sentir o comportarse que terminan generando sufrimiento en la persona o causando problemas en sus relaciones con los demás. Si es tu caso, podrías estar padeciendo un trastorno de personalidad.
¿Qué es un trastorno de personalidad?
Todos tenemos rasgos personológicos específicos que nos caracterizan. Cuando algunas de esas características de personalidad se convierten en un patrón de pensamiento extremista, genera emociones desagradables y dan lugar a comportamientos rígidos o poco adaptativos, se puede considerar que existe un trastorno de personalidad.
Las personas con un trastorno de la personalidad generalmente no son conscientes de que su comportamiento o sus patrones de pensamiento son inapropiados; por el contrario, a menudo creen que son normales y correctos. De hecho, aunque estos trastornos se diagnostican en la juventud o etapa adulta, los primeros signos que indican que podemos sufrir un trastorno de personalidad en la etapa adulta suelen manifestarse desde la infancia.
Tipos de trastornos de personalidad
- Trastorno de la personalidad dependiente. Las personalidades dependientes subordinan sus necesidades a los demás y dejan que otros tomen decisiones en su lugar. Buscan constantemente la seguridad en quienes les rodean pues se sienten desvalidos e incapaces.
- Trastorno de la personalidad esquizotípica. Estas personas tienen dificultades en sus relaciones interpersonales. Se sienten incómodas con los demás y no se integran con facilidad en los grupos. A menudo también manifiestan comportamientos excéntricos y suspicaces.
- Trastorno de la personalidad obsesivo-compulsiva. Son personas muy perfeccionistas, excesivamente preocupadas por el orden y el control, hasta el punto que destinan mucho tiempo a verificar diferentes detalles. A menudo se muestran inflexibles pues creen que solo hay un modo correcto de hacer las cosas. También suelen desarrollar actos compulsivos dirigidos a aliviar la tensión interior. Se debe diferenciar el trastorno de personalidad obsesivo-compulsiva, con el trastorno obsesivo-compulsivo, ya que, aunque comparten cierta sintomatología, no son lo mismo.
- Trastorno de la personalidad paranoide. Las personas que sufren este trastorno se caracterizan por presentar una actitud extremadamente desconfiada hacia los demás. A menudo distorsionan o exageran las experiencias, buscando intenciones malévolas en los demás o signos de agravio que alimenten sus sospechas. Suelen desarrollar celos patológicos y les cuesta mucho olvidar las ofensas.
- Trastorno de la personalidad por evitación. Se trata de personas que evitan relacionarse con los demás por temor al rechazo y la humillación o a ser juzgados. Padecen una timidez extrema en las situaciones sociales, por lo que les resulta difícil integrarse en los grupos. Además, son muy sensibles a las críticas y a menudo se sienten inadecuados.
- Trastorno esquizoide de la personalidad. Estas personas muestran conductas de distanciamiento de las relaciones sociales, por lo que suelen parecer frías y solitarias. No suelen disfrutar de las relaciones con los demás, prefieren la soledad y no suelen tener amigos íntimos.
- Trastorno límite de la personalidad. Se trata de personas que mantienen relaciones muy inestables, un día pueden considerar que alguien es muy amigo suyo y al día siguiente sentir que la otra persona es su peor enemigo. Tienen un miedo extremo a ser abandonados. Suelen ser impulsivas y pasan con extraordinaria rapidez a través de diferentes estados emocionales extremos, de la tristeza a la euforia y de la ansiedad a la depresión. En las personas que sufren trastorno de personalidad límite es frecuente que haya algún intento autolítico.
- Trastorno narcisista de la personalidad. Son personas que tienen sentimientos de grandeza y experimentan una profunda necesidad de sentirse admirados. No suelen ser empáticas con los demás ya que creen que son especiales y merecen todo el reconocimiento.
- Trastorno histriónico de la personalidad. La característica principal de este trastorno es la necesidad constante de ser el centro de atención, para lo cual suelen desplegar un comportamiento teatral. Son personas con tendencia al drama, poca tolerancia a la frustración y pueden llegar a mostrar sentimientos muy superficiales que cambian rápidamente.
- Trastorno de personalidad antisocial. Esta persona desarrolla un patrón de desprecio por los demás y no duda en violar sus derechos. Se caracterizan por ser impulsivas, fácilmente irritables y pueden llegar a ser agresivas. No muestran remordimientos cuando lastiman o engañan a los demás y actúan de manera irresponsable, aunque ello les acarree problemas.
Tratamiento de los trastornos de personalidad
Sabemos que en el tratamiento de los trastornos de personalidad es fundamental el establecimiento de una buena relación terapéutica, de manera que puedan desarrollar el compromiso necesario para seguir avanzando en la terapia.
En consulta, nos centramos en el potencial de la persona. Trabajamos el desarrollo de habilidades cognitivas, conductuales y emocionales que permitan al sujeto resolver sus conflictos y desarrollar comportamientos más funcionales. La psicoterapia transcurre a través de un diálogo auténtico, sincero y constructivo, donde nadie se siente juzgado en ningún momento. Para conseguir el cambio, ponemos el énfasis en la aceptación y validación de sus experiencias pues somos conscientes de que han tenido que enfrentarse durante tiempo a entornos invalidantes.
¿Qué lograrás con las sesiones?
- Equilibrar los diferentes rasgos de tu personalidad, de manera que puedas poner en práctica comportamientos funcionales que te permitan relacionarte mejor contigo mismo y con los demás.
- Confiar más en tus posibilidades, desarrollando una autoimagen más realista basada en la potenciación de habilidades básicas de conciencia.
- Mejorar tus relaciones interpersonales desarrollando competencias sociales y de resolución de conflictos que te permitan ser más asertivo/a.
- Lograr un mayor autocontrol, aprendiendo a gestionar tus emociones.
- Aprender a gestionar el malestar que puede generar el trastorno de personalidad, disminuyendo su impacto negativo y mejorando tu calidad de vida.
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