¿QUÉ ES LA ANSIEDAD?

Cada vez hay más personas que sufren de ansiedad. Algunas se dan cuenta, otras ni si quiera lo saben. Las estadísticas dicen que más del 20% de la población mundial sufre de ansiedad, claro que este número aumenta si tomamos como muestra a quienes viven en grandes ciudades. De cada 3 personas que conozco, 1 muestran signos de ansiedad, es decir, más del 30%.

Detectar cuando una persona (incluso nosotros mismos) está ansiosa, es realmente fácil a través de la calibración de su respiración y movimientos.

Algunas personas conviven toda su vida con la ansiedad, algunas reducen su nivel y otras aprenden a canalizarla en forma positiva.

 DEFINICIÓN DE ANSIEDAD

La ansiedad no es negativa,  es una extraordinaria herramienta que tiene el ser humano (y también los animales), que se activa en el momento en que nuestro cerebro considera que existe un peligro real para mantener la vida.

Los síntomas de la ansiedad hacen que haya una respuesta automática de todo nuestro sistema nervioso con la finalidad de ponernos a salvo.

Así como el animal huye del peligro o se enfrenta a él en cuanto lo detecta, los seres humanos respondemos de la misma manera, seguimos teniendo respuestas bastante primarias… Nuestro sistema límbico creo que tiene algo que ver con esto… sudoración, taquicardia, palpitaciones, un nudo en el estómago, falta de aire, la cabeza que se embota, hay más de cuarenta síntomas relacionados con la ansiedad.

Pero, ¿qué pasa cuando nuestro cerebro codifica algo neutro como un peligro real?

Lo que ocurre es que el cerebro envía los mismos síntomas de ansiedad, esto es, de huída o de evitación, como si el peligro fuera evidente. También puede ocurrir que ante una situación de peligro real, nuestro cerebro envíe ansiedad, pero siga enviándola también una vez acabado el peligro.

Una similitud para comprender qué es la ansiedad

Nuestro cerebro tiene una característica muy importante. Cuando algo para él tiene una especial importancia, es decir, cuando se produce una respuesta emocional, sea buena o mala, el cerebro tiende a repetir esa misma respuesta ante el mismo estímulo.

Algo parecido conocemos en PNL como “anclaje”. Un anclaje es una respuesta automática asociada a un estímulo neutro, que se dispara ante la sola presencia del estímulo. Por ejemplo, las canciones o los olores son anclajes muy poderosos: olemos un perfume u oímos una canción y despiertan en nosotros recuerdos y emociones olvidadas desde hace muchos años.

La ansiedad funciona a través de anclajes negativos. Nos quedamos “enganchados” en respuestas automáticas asociadas al estímulo, supuesta o realmente, ansiógeno. Pero es que el cerebro tiene otra característica todavía más importante, para bien y para mal.

Si no nos quitamos algo de la cabeza, el cerebro comienza a generalizar el estímulo a estímulos parecidos, en el significado, en la forma, en el simbolismo, o en lo que sea.

Cada vez hay más estímulos que provocan la misma reacción de ansiedad. Es la sensación que tiene la persona atrapada por un proceso de ansiedad, que cada vez hay más cosas, situaciones, contextos, que provocan respuestas de ansiedad.

Descripción Clínica

Ante la situación de ansiedad, el organismo pone a funcionar el sistema adrenérgico. Por ejemplo, cuando el organismo considera necesario alimentarse, este sistema entra en funcionamiento liberando señales de alerta a todo el sistema nervioso central.

Cuando se detecta una fuente de alimento para la cual se requiere actividad física, se disparan los mecanismos que liberan adrenalina, forzando a todo el organismo a aportar energías de reserva para la consecución de una fuente energética muy superior a la que están invirtiendo para conseguirla y que normalizará los valores que han disparado esa “alerta amarilla”.

En esos momentos el organismo, gracias a la adrenalina, pasa a un estado que bien pudiéramos llamar de “alerta roja”.

El sistema dopaminérgico también se activa cuando el organismo considera que va a perder un bien preciado. En esta situación, el organismo entra en alerta amarilla ante la posibilidad de la existencia de una amenaza, que no es lo mismo que cuando la amenaza pasa a ser real, pues en ese caso lo que se libera es adrenalina.

Desde este punto de vista la ansiedad es algo sano y positivo que nos ayuda en la vida cotidiana, siempre que sea una reacción frente a determinadas situaciones que tengan su cadena de sucesos de forma correlativa: alerta amarilla, alerta roja y consecución del objetivo. Si la cadena se rompe en algún momento y esas situaciones se dan con bastante asiduidad, el organismo corre el riesgo de intoxicación por dopaminas o por catecolaminas.

Esas situaciones ayudan al organismo a resolver peligros o problemas puntuales de la vida cotidiana, que requieran una actividad del organismo fuera de lo normal.

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